Controversial (por decir lo menos) ha sido la llegada del chat GPT a las redes. Aplaudida por muchos y temida por otros.
En diciembre de 2022, OpenAI lanzó el ChatGPT-3, un chatbot impulsado por inteligencia artificial (IA), entrenado con una gran cantidad de información, siendo capaz de responder a inquietudes de toda índole. La arquitectura GPT (Generative Pre-trained Transformer) busca generar respuestas que son contextualmente apropiadas, precisas en datos y redactadas en forma impecable, tales como las que elaboraría un ser humano erudito en temas que van desde la ciencia, la historia, indicadores de mercado, pasando por sugerencias domésticas y hasta consejos para la vida.
No se demoró mucho en alarmar a algunos, prohibiendo así su uso en los sistemas educativos. Así fue el caso en Nueva York, en donde se prohibió el acceso al chat en sus escuelas públicas para que sus estudiantes no se expongan a la posibilidad de plagio de información y al mal uso de ésta. Sumado a que esta herramienta disminuiría considerablemente el uso de la capacidad de razonamiento, pensamiento crítico y resolución de problemas en alumnos y docentes. Dejaré mi opinión sobre este tema para más adelante.
Por otra parte, son varios quienes consideran la aparición del chat GPT como una posible amenaza a la existencia de algunos puestos de trabajo asociados a la publicidad, al ámbito jurídico, financiero, de salud, atención al cliente y otros tantos. Es que la capacidad generativa del chat GPT ha dejado sorprendido a más de alguno, dando cuenta de la nitidez, precisión y capacidad de elaboración de sus respuestas en tiempo récord.
Ahora bien, pienso que será difícil prohibir algo que llegó para quedarse y que está al alcance de cualquier persona que tenga internet. Quizás la tecnología nos está invitando una vez más a ampliar horizontes y a ir un paso más allá, cuestionando el modo de enseñanza tradicional por ejemplo, a replantear la manera en que los estudiantes generan aprendizajes en el aula, ya no basta con aprender fechas, sucesos y fórmulas de memoria; si no que nos invita a dar un salto, en donde podamos establecer discusiones, reflexiones y análisis de mayor complejidad.
Más que una amenaza, los avances tecnológicos nos irán mostrando el cómo optimizar y eficientar procesos, nos ayudarán a reducir tiempos, a mejorar ideas, a concretar proyectos, a disponibilizar data, precisar información, generar estrategias personalizadas, analizar datos, entre tantos otros. Bajo mi punto de vista, es difícil -no imposible- que la IA sea capaz de monitorear la receta de un antidepresivo o de liderar un juicio penal; finalmente hay algo que nos sigue diferenciando como seres humanos de las máquinas, y es que nosotros tenemos la capacidad de actuar con criterio basado en emociones, intuición y juicio, que son elementos subjetivos inherentes a los humanos que -hasta ahora- la IA no ha demostrado alcanzar, ni poseer.
Esto es una prueba más de que lo único permanente en el mundo, es el cambio. La historia así lo demuestra; con la revolución industrial, muchos puestos de trabajo desaparecieron; con la aparición de la calculadora, se pensaba que la gente perdería su capacidad de razonamiento y de análisis, lo cual con el tiempo fue desestimado. Como seres humanos, tenemos la facultad de adaptarnos constantemente al cambio. Poder anticiparnos a los desafíos y ser lo suficientemente flexibles para adaptar nuestra conducta al cambio es una habilidad ‘casi’ de supervivencia. De esta forma, el desafío estará en crear valor en los puestos de trabajo, dado que la información será cada vez más accesible para todos, por ende la exigencia y complejidad también.
Ya son numerosos los competidores del Chat GPT; Bard (Google), LLaMA (Meta) y hasta el propio Elon Musk está desarrollando su chat de IA. Open AI acaba de lanzar el GPT-4, el cual se basa en un modelo de lenguaje multimodal, siendo capaz de interpretar textos, imágenes y hasta incluso videos, junto con poder gestionar el requerimiento de datos en el idioma que a uno se le ocurra. El desafío hoy es transformar el concepto y uso de esta herramienta como parte de nuestro día a día, independiente del sector donde nos desempeñemos. Como dice Phillipe de Ridder, CEO de Board of Innovation, “AI will not replace innovators, but innovators who use AI will replace those who don’t”.
El boom de los datos es un fenómeno que está reconfigurando el mundo tal como lo conocemos. Los conocimientos en ciencias y herramientas de datos ya no están asociados exclusivamente a perfiles de tecnología, si no que están volviendo importantes en campos como la salud, las ciencias sociales, el marketing, la economía, entre otros. Los datos se están transformando en el activo estratégico de las organizaciones del siglo XXI.
Reciente estudio de JLL en 13 países revela que, desde la pandemia, el 50% de los trabajadores dejaron su trabajo para buscar nuevas oportunidades o un cambio en su carrera.